Gabriela Trejo Sánchez
Imágenes tomadas de Google

El amor cura todos nuestros males, nos vuelve mejores personas y hace que todo sea de colores. La vida se ve hermosa. El ser amado es el perfecto universo donde deseamos vivir y morir. Pero hay otro amor del que muy pocas personas nos hablan, es más importante que todas las cosas y es necesario antes que amar a otra persona. Esto es lo que la doctora Madeleine intentó hacer con Jack al instalarle un reloj cuco en su débil corazón humano. Desde que nació y fue abandonado, Madeleine se dedicó a cuidarlo y dar mantenimiento a su reloj-corazón. Le aconsejaba cuidarlo y darle cuerda, pero, sobre todo, le pide que no se someta a emociones muy intensas, incluyendo el amor.

En La mecánica del corazón, el autor Mathias Malzieu nos cuenta el proceso del enamoramiento a través de Jack. En él encontramos a un adolescente dispuesto a entregar todo lo que tiene, entre ellos su reloj cuco, a cambio de encontrar a miss Acacia, la pequeña cantante que tropieza a cada paso, para amarla y vivir feliz a su lado. Tanto es el amor que siente por su amada, que Jack soporta el dolor de las agujas de su reloj clavándose en su cuerpo, pasa delirios y se somete a un arreglo doloroso que, aunque está planeado para devolverle la tranquilidad, solamente lo anima a emprender un viaje por el mundo hasta encontrar a su amor.

Aunque enamorarse va en contra de las únicas tres reglas que la doctora Madeleine le ha impuesto para que su vida no corra peligro, a Jack le parece que su corazón puede aguantar todas las adversidades. Ignora que la verdadera enseñanza que deseaba darle Madeleine era el amor propio. El protagonista debía haber aprendido a conocer bien su reloj, cuidarlo y darle mantenimiento para que pudiera compartirlo con miss Acacia.

Lo cierto es que todo amor, por mucho amor, avanza, crece y florece, se marchita y muere si no tiene los suficientes cuidados y la suficiente confianza. Esto fue lo que les ocurrió a Jack y Acacia, vivieron su amor intensamente, aunque sin confiar plenamente uno en el otro, se dejan llevar por los celos, la desconfianza y los chismes, y terminan estropeando sus propios corazones hasta el punto de tener que solicitar un repuesto para comenzar una nueva vida. Y es que. al entregar las llaves de su reloj, Jack puso en otras manos su bienestar y salud mental, deja que alguien más se haga cargo de sus sentimientos, porque está enamorado.

Jack vivió, experimentó y respiró a través de miss Acacia. Olvidó cómo quererse, se perdió en la inconsciencia hasta que su nuevo corazón estuvo listo, aun cuando no fuera necesaria esta prótesis para vivir, él se sentía bien con eso. Sin embargo, lo que todos deberíamos hacer primero es amarnos, procurar el bienestar de nuestras agujas internas para, luego, compartir el amor con otros. Pero, claro, somos humanos y primero vamos derechito a dejar nuestro corazón con alguien más sin saber si el otro lo va a cuidar como debe. Y nos van a destrozar y moriremos de amor, pero, al final, no importa cuánto tiempo nos tome, volveremos a vivir, tendremos un corazón nuevo, empezaremos la vida desde cero y entregaremos el corazón de nuevo. Seremos un Jack que se lanza de cabeza al amor sin medir las consecuencias; excepto que con amor propio y los cuidados de una doctora Madeleine, los estragos podrían ser menores y las agujas de nuestros relojes del amor girarían en el sentido correcto de nuestros deseos.