El maestro y las películas

El cine no es la excepción al abordar lo que significa ser docente, hay películas emblemáticas como Al maestro con cariño, donde el señor Poitier cambia las reglas de la clase, no siguiendo el programa y discutiendo temas que realmente les interesaban a los jóvenes de los sesenta, cosa no muy distinta de lo que les interesa hoy; a esta cinta se suma Mentes peligrosas, basada en el libro Mi pandilla no hace tareas, en la cual una maestra ex marin, llamada Lou Ann, con ayuda de sus clases de literatura invita a que los jóvenes no deserten, separándolos del mundo de las drogas y las pandillas. Otro ejemplo es Escritores de la libertad, aquí la señora Gruwell se entrega tanto a su labor que le cuesta su matrimonio, aun así, logra que el programa que lleva con sus alumnos se reproduzca a nivel nacional logrando que esos jóvenes sean los primeros en graduarse de su familia.

En el ámbito deportivo también se han dado casos como lo es Juego de honor, en donde el entrenador Carter logra que jóvenes afroamericanos no se sumen a los números de muertos y encarcelados, y obtengan becas para la Universidad; o el Sr. White, en McFarland: sin límites, hombre blanco que entrena a estudiantes inmigrantes mexicanos y logra que reconozcan su valía. Todas las historias se basan en hechos reales. El cine tomó ese esfuerzo anónimo y lo ha llevado a visibilizarlo. La realidad es que todos los días, en cada escuela del mundo están esas personas extraordinarias que se distinguen no sólo por impartir un programa o cumplir el horario, sino que son hombres y mujeres que inspiran, fortalecen e interpelan a los niños y jóvenes, quienes únicamente necesitan de una guía para encontrar su camino; el docente es, en esencia, un transmutador, y su objetivo es que el joven no salga igual a como entró a la clase. Mi reconocimiento a aquellos colegas que en aras de impartir y compartir conocimientos se dan a sí mismos.